Las especies invasoras afectan significativamente en la biodiversidad y en la prestación de los servicios ecosistémicos, pero comprender estos efectos a gran escala sigue siendo un desafío. Nuestro estudio aborda esta brecha evaluando los riesgos actuales y potenciales futuros que plantean 94 especies invasoras para siete servicios ecosistémicos clave en Europa. El conjunto de especies evaluadas son 32 plantas terrestres, 29 animales terrestres, 20 animales de agua dulce y 13 plantas de agua dulce, todas ellas incluidas en la Lista Europea de Especies Invasoras preocupantes para la Unión. Muchas las podemos encontrar en España, como la avispa asiática, el jacinto de agua, el visón americano, la polilla del boj o la hierba de la Pampa.

El coipu, Myocastor coypus, es una de las especies invasoras estudiadas. / Matthieu Berroneau
Para evaluar los riesgos asociados a estas especies, se ha utilizado la información más reciente sobre su presencia junto con modelos estadísticos que predicen su expansión, para evaluar la exposición presente y futura de siete servicios ecosistémicos clave: mantenimiento del hábitat, retención de nitrógeno (indicador de la purificación del agua), la retención del suelo, el control de inundaciones, la provisión de cultivos y madera, y el turismo al aire libre.
Demostramos impactos generalizados, particularmente en la recreación al aire libre, el mantenimiento del hábitat, el aprovisionamiento de cultivos y la retención de suelo y nitrógeno. La exposición de los servicios ecosistémicos a especies invasoras fue mayor en áreas ya degradadas por la actividad humana, con poco valor ecosistémico.
En particular, las regiones vitales para los servicios ecosistémicos actualmente tienen una baja idoneidad para la invasión, pero enfrentan un aumento promedio del 77% en el área potencial de invasión. Aquí mostramos que, si bien las áreas de servicios ecosistémicos de alto valor bajo mayor riesgo de invasión representan una pequeña fracción de Europa (0-13% dependiendo del servicio en el que nos fijemos), son desproporcionadamente importantes para la conservación de los servicios.
Identificamos dos servicios ecosistémicos con una elevada exposición a las especies invasoras más dañinas: la retención de nitrógeno (un indicador de la capacidad de purificar el agua) y la provisión de alimentos. Se trata por ejemplo de plantas como el jacinto de agua, que forman densas colonias que afectan a la depuración y explotación del agua precisamente en las zonas agrícolas y urbanas que más lo necesitan del centro y sur Europa. En el caso de los alimentos, nos referimos a animales que directamente consumen los frutos, plagas que afectan a los cultivos, depredadores de polinizadores, y plantas que compiten por el agua y los nutrientes o incluso generan compuestos tóxicos que afectan al crecimiento de las plantas cultivadas.

Rana toro (Lithobates catesbeianus). Foto: Matthieu Berroneau
El estudio subraya la importancia de monitorear y proteger estos puntos calientes de impacto para alinear las estrategias de gestión con los objetivos internacionales de biodiversidad, considerando tanto la vulnerabilidad a las invasiones como la sostenibilidad de los servicios ecosistémicos.
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